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Todo empezó con Manny, el explorador. En la década de 1930, Manny Stoloroff empezó en Los Ángeles fabricando cosméticos, labiales y pinceles para labios para las grandes marcas de la época. Pero Manny era un explorador por naturaleza, y siempre buscaba nuevas ideas. En uno de sus muchos viajes a Europa, descubrió un jabón no alcalino extremadamente suave inventado por un químico belga.
Manny vio su potencial al instante y compró los derechos para distribuirlo en Estados Unidos. Se llamaba NEUTROGENA®. Así que, en la década de 1950, cuando las mujeres comenzaron a quejarse porque los jabones eran demasiado agresivos e irritantes, Manny tenía la solución perfecta. Las mujeres recibieron muy bien esta hermosa barra color ámbar, que voló de los exhibidores. Manny tenía un espíritu amante de los desafíos. Corría las fronteras. Y los límites. Así, creo las bases para que NEUTROGENA® se convirtiera en una empresa sin igual. Ese tipo de actitud audaz sigue siendo parte vital de nuestro ADN hasta la actualidad. Es lo que sigue separandonos de la competencia.
La historia siguió con Lloyd, el "repensador".
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Lloyd Cotsen era el yerno de Manny. Cuando se hizo cargo de la empresa, sabía que tenía grandes productos para vender. Lo que no tenía era los fondos ilimitados de las grandes marcas. Tuvo que repensar totalmente la forma en que NEUTROGENA® se comercializaba. Y lo que descubrió fue un modelo de negocios brillante. En una época en que solo las grandes empresas farmacéuticas contrataban médicos, Lloyd buscó forjar una relación genuina con los dermatólogos. Creía que apreciarían la calidad, la seguridad, la eficacia y la belleza de NEUTROGENA®. Y tenía razón. Así que, mientras las grandes marcas invertían enormes sumas en la televisión, Lloyd obtuvo algo para NEUTROGENA® que no se podía comprar con dinero: tres palabras hermosas: "Recomendado por dermatólogos". ¿Quién es la autoridad más respetada en el área de cuidado de la piel y el crítico más sensato? El dermatólogo, desde ya. Reconfigurando, repensando y no abandonando la búsqueda, Lloyd Cotsen cambió la cara de NEUTROGENA® para siempre y llevó la empresa a un nuevo nivel.
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Como somos una empresa centrada en el cliente, nuestras innovaciones siempre están inspiradas por las opiniones de consumidores reales y por sus necesidades insatisfechas. Se ponen a prueba científicamente, y su capacidad de ofrecer resultados reales está comprobada. Nunca exageramos ni prometemos imposibles. Creemos que nuestros consumidores son suficientemente inteligentes para advertir esas cosas. Y creemos que las únicas promesas que deben hacerse son las que se pueden cumplir. Es cierto que a veces tardamos más en desarrollar nuestros productos, pero eso es lo que pasa cuando no se aceptan soluciones de compromiso. Como no trabajamos en función de las tendencias pasajeras, nuestros productos nunca pasan de moda. Y logramos ser fieles a nuestros valores, sin dejar de competir en un amplio espectro de categorías de belleza y cuidado de la piel en todo el mundo.